Navidades sin abuso infantil

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 Diciembre 2018 
Rebeca Boligoma


Queridas amigas:


Hoy que es Navidad y nos reunimos con la familia (después de no verles en todo el año) para comer, 
beber y disfrutar la compañía, procuremos que estas fiestas sean felices y amenas para nuestros 
niños. Por eso le pido que lean algunos de los datos que les traigo.

México ocupa el primer lugar en casos de violencia y abuso sexual en la infancia (abuso infantil).
Uno de cada tres infantes es víctima de abuso y acoso sexual en la infancia y/o adolescencia
de los cuales sólo el 2% denuncia el abuso.
El 60% de los casos de abuso a los niños y adolescentes se produce en el hogar y en la gran 
mayoría de estos, los agresores son los padres, abuelos y familiares cercanos.

Por estas razones hoy les quiero recordar que nuestros niños/as no tienen por qué convivir con quien
 no se sienten cómodos, incluso cuando para nosotras sea la persona más cariñosa, educada y tenga
 toda nuestra confianza.
Así que, aunque el regalo que le dieron al pequeño/a sea fantástico y carísimo, ningún pequeño/a tiene
 la obligación de estar a solas con el abuelito, sobrino, tío, vecino o papá.
Es muy común escuchar la típica frase de 'no seas maleducada y dale un beso a tu abuelito' pero no, 
si de saludar se trata, podemos enseñarles a dar la mano, pues nadie puede obligar a nuestros niños/as
 a darle un beso o abrazo, por muy inocente que parezca, por lo que nosotras debemos ser las primeras 
en dejar en claro que si el nene o la nena no quiere, no está obligado a hacerlo.


Amigas, si una niña o niño nos dice que no quiere estar cerca de aquel tío cariñoso (o cualquier hombre)
 créele, que no haga falta que lo pida dos veces para que les pongas a salvo.

Que los secretos familiares no sean a costa del sufrimiento de los pequeños, que nuestros niños no sean 
obligados a besar a nadie si no quieren y que tengan la confianza de contarnos lo que les pase con la 
certeza de que les vamos a creer.

Es mejor prevenir a esperar que nuestro caso se sume a las estadísticas, por eso nosotras no podemos 
bajar la guardia y debemos estar alertas al menor cambio de comportamiento del infante.

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