Perspectiva de Juventudes
Karl De Negri.
Madurez es lo que pidió una profesora de mi colegio después de que le expresara mi incomodidad para no ser acompañado por un profesor específico en el proceso legal que viví.
La razón era que
el profesor que iba a hacer el acompañamiento mío y de mis compas,
en el pasado, me había humillado públicamente, me gritó y me
agredió hasta el punto de quebrarme emocionalmente.
Madurez o bajar la voz y no decir nada. El ejercicio de poder de las autoridades gira entorno a eso, a silenciar las violencias que vivimos diario.
Me
ha tocado luchar con una generación que tiene demasiadas luchas,
pero que tiene una lucha en común, y esta es en contra de la
violencia. Nos ha tocado luchar contra un ciclo interminable de
reproducción de las violencias estructurales; la psicológica, la
económica, la sexual y de género, simbólica, así como la física
(casi siempre la más observaba).
Nos
tocó luchar contra todas estas formas de violencia porque todas nos
han impactado y nos han construido. Espacios para darnos cuenta de la
existencia y reproducción de cada una siempre hay:
Los 9 feminicidios diarios en nuestro país.
La gente que vive en las franjas empobrecidas de nuestras ciudades, gente que es el músculo económico del país pero que de esa generación de riquezas les queda nada, sino que muy poco.
Porque la grandes marcas nos han hecho
querer sus productos y nos manipulan para desearlos al punto de
aprender a robar con el afán de tenerlos. Porque aprendemos que para
pertenecer a un grupo social determinado tenemos que humillar a
“equis o ye” persona, o ser esa persona humillada, porque no
aprendimos a relacionarnos diferente.
Porque seguimos reproduciendo
los ejercicios de poder en salones de clase cuando nos burlamos de
quien desconoce de un tema o personaje. Y seguimos humillándonos
frente a profes que no nos dejan pasar a clase por retrasos sin
importarles las condiciones materiales de cada alumno y alumna.
Porque seguimos reproduciendo las violencias machistas con mensajes
enajenantes para que las mujeres y las personas de la diversidad sexual no luchen y sigamos con nuestros
privilegios de machos construidos.
Seguimos esperando que las "autoridades" nos den soluciones, porque nos enseñaron a confiar en nuestros propios verdugos. Porque decimos que a la escuela se va a estudiar, no a luchar.
Soy
de la generación que por fin se cansó de ver cuerpos sin nombre
cubiertos de mantas para que no se les vea el rostro a esas personas.
Soy de la generación que vive bajo políticas de miedo y le teme a
lo que le pueda hacer la "autoridad". Soy de la generación
que heredó la desaparición forzada, la esclavitud sexual, las
violaciones, el secuestro y la explotación. Soy de la generación que le ha tocado
aprender a vivir con la comercialización del cuerpo, nuestros
cuerpos.
Ig: chispaoc |
Pero hay gente que cuando llega a un puesto de toma de decisiones, con facultad de hacer algo por la gente que andamos a pie, andando en metro o camión, en bicicleta o patín, nos olvida.
Sin
embargo, me tocó crecer en una generación que no olvida. Por más
represión que vivimos, recordamos. Por más golpes y levantones,
recordamos. Porque los nombres de nuestras compañeras y nuestros
compañeros son iguales a los nuestros, inolvidables.
Si bien es
cierto que la lucha es contra la violencia, también nos toca
trabajar con las nuestras. Porque nos construyeron bajo esas
demandas, bajo esta estructura asesina, aniquiladora, y tenemos que
romperla.
Nos tocó rompernos el lomo por conseguir una chamba,
sobrevivir al transporte, evitar las experiencias de acoso sexual a
las compas, relacionarnos de maneras distintas y más amorosas, sacar
una carrera profesional, tener voz para gritar el nombre de las y los
compas caídos.
Nos
tocaron muchas luchas diarias, y cuando me preguntan que por
qué cerramos las avenidas, o por qué perdemos clases con actividades políticas, respondo:
Porque no puede ser un privilegio de unas cuantas personas el ir a la universidad gratuita y pública. Porque no debe ser un privilegio tener clases o ir al trabajo cuando hay compas desaparecidas, o perdiendo sus trabajos.
Porque estamos hasta la coronilla que la banda
joven no forme parte de las decisiones de un país que nos ocupa para explotarnos, pero no nos garantiza ninguna seguridad social.
Me
tocó luchar con compas que tienen miedo, igual que yo, porque
crecimos bajo la estructura de pedir permiso y no exigir, porque nos
educaron para tener respeto a la autoridad y no notar que esa
autoridad es un igual. Es una persona que no es más que nadie.
Porque nos enseñaron a vanagloriar a las figuras de autoridad.
Pero
me tocó la generación que está cambiando, que se dio cuenta de
toda esta podredumbre y que está harta de no tener voz, "porque
los jóvenes siempre son revoltosos, pero ya que crecen se aplican".
Esta generación no, no nos vendemos por monedas, no olvidamos a
quien nos agrede y no vamos a perdonar sin exigir reparaciones.
A
mí generación le tocó la difícil chamba de sobrevivir a la
violencia de la calle y la institución, y sobrevivir a la violencia
que reproducimos a diario. Pero de que vamos a cambiar este país,
vamos a hacerlo. Está tarea no es sólo es de la banda que estudia, o que asiste a la universidad, sino que es una tarea de todas las personas
, esa gente a la que han callado tanto tiempo.
Porque nuestra lucha, también es por la voz de todas y de todos. Porque no vamos a dejar a ninguna persona caída.
Recuerda que, lo leíste en La molocha.
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