Enrique Serna: El vendedor de chismes
Por un derecho a réplica Karl De Negri Hace tiempo que mi madre me dijo que a los muertos se les deja descansar, pero ahora veo que a los muertos se les apuñala porque ya no pueden defenderse. Miré su cuerpo medio echado en la silla, con las piernas cruzadas, una sobre la otra en forma de escuadra, de esas que ocupan mucho espacio. Se le veía cómodo, ahí con los ojos medio cerrados y un cabello a leguas pintado con esas ganas de ocultar las experiencias. Era la figura del hombre que acababa de matar a la bestia que luchó con bravura. Se le notaba regocijado: era el hombre de la sala. Me adentré en ese recinto imponente de sabiduría que es la biblioteca Vasconcelos, con la curiosidad juvenil que caracteriza a nuestra generación, y con la mayor disposición de escuchar a un hombre que iba a hablar de un referente del periodismo mexicano. Fui a la presentación de su libro porque siempre me ha interesado la historia de mi