Caravana Anti-AMLO; Fifís: ¿las mismas personas resentidas?
Foto: Radio Fórmula |
La Redacción
El día 30 de mayo se llevó a cabo una caravana anti Andrés Manuel
López Obrador, donde cientos de automovilistas se dieron a la tarea
de expresar su inconformidad hacia el presidente mexicano a través
de carteles y su claxon.
La
movilización inició desde el Auditorio Nacional en Reforma, Ciudad
de México, con la intención de llegar hasta la Secretaría de
Gobernación. Las pancartas que portaban en sus autos mencionaban:
“MéxicoNoTeQuiereAMLO” y “AMLOVeteYa”.
Foto: La jornada |
El
asunto es que, como ya habíamos mencionado en pasados Notiencierros,
se ha gestado un Fentre Nacional Ciudadano que dice que el actual
Presidente nos encamina hacia una recesión económica, la pérdida
de empleos y que no están realizando lo debido para contener la
pandemia del coronavirus.
Cabe
mencionar que esta protesta se realizó en automóviles particulares y
en motocicletas. Si bien, la movilización de la CDMX fue de las más
nutridas con casi 300 automóviles según el conteo policial, en
otros Estados también se intentó llevar a cabo. Morelos, Oaxaca,
Guerrero, Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo, fueron algunos donde la
presencia podría nombrarse como contingente y no como sujetos
aislados.
El
asunto es que las organizaciones que convocaron fueron el Frente
Nacional Ciudadano, Frente Anti-AMLO (FRENA) y el Congreso Nacional
Ciudadano, mismos que han impulsado acciones golpistas en contra del
Presidente tabasqueño, y que reúnen a empresarios (algunos como
Carlos X. González que pagó una nota en The New York Times para
desprestigiar a AMLO), políticos del PAN, del PRI y del PRD.
Foto: Animal Político |
Huelga
resaltar que dichas manifestaciones contaron con la característica
forma clasista y discriminatoria de quienes ahora conocemos como
“fifís”. Gritos de “nacos” y “que tenemos resentimiento
por ser pobres” son algunos de los comentarios cargados de
discriminación que encumbraban.
Ahora,
si bien es importante mantener un estatus democrático donde existan
las diferencias políticas, estás no deben caber nunca cuando se
habla de equidad social, de acortar la brecha de desigualdad, pues
entonces lo que muestran estas personas golpistas es el intento de
mantener una vida de privilegios sobre quienes carecen de ellos.
Pues,
la democracia debería versar sobre el cómo acortamos estas
opresiones sobre todas y todos, y no sobre si unas u otras personas
deberían acceder a estos privilegios.
Lucha
por los derechos humanos
Foto: El Universal |
El
pasado lunes 25 de mayo ocurrió una tragedia que convulsionó a
Estados Unidos. Un policía blanco, Derek Chauvin, asesinaba a un
hombre afroamericano de 46 años, George Floyd. El uniformado
presionó su rodilla sobre la parte posterior del cuello de Floyd
durante siete minutos, sin importarle que el hombre dijera que no
podía respirar, hasta que lo mató.
A
pesar de que había otros tres policías observando la situación no
impidieron que esto ocurriera, sino que además lo permitieron y
trataron de justificar su violencia racista y asesina diciendo que
George había consumido drogas. ¿Cuánto miedo pudo tener la gente
que veía y reclamaba cómo asesinaban a Geroge frente a sus ojos,
para no empujar al policía que lo asfixiaba lentamente y salvarle la
vida a costa de su propia detención?
Cuatro
policías que permitieron el asesinato racista de un hombre afro, que
sólo quería comprar con un billete falso (que posiblemente ni siquiera él sabía). Es decir, mataron a un
hombre afro y pobre que no había agredido a nadie.
Cuando
hablamos de este tipo de situaciones donde se muestra la violencia
estructural que hay en contra de ciertos cuerpos se comprenden las
movilizaciones, la agresividad con la que responde la población que
aguanta el peso de la estructura porque cree que no le queda de otra.
Porque confía, erradamente, en las propias instituciones que son de
por sí, opresoras.
¿Pobre
gente rica?
Así
pues, tenemos dos situaciones que son profundamente distintas, pero
que expresan el hartazgo social de sociedades diametralmente
diferentes.
Por
un lado, en México tenemos gente de un estatus económico acomodado,
con nula formación política que confunde conceptos y que discrimina
a la gente que votó por el actual presidente diciéndoles: “nacos”,
“ignorantes”, “resentidos” y “que los quieren arrastrar a
la pobreza”.
Dígase
entonces que son personas alienadas de su propia realidad que cree
que lo que vive es lo que viven todas las personas en el país, y que
por lo tanto ignoran las estructuras de opresión que se viven, que
las fomentan y las solapan.
Nótese que son en su mayoría, las mismas personas que están en contra de las movilización sociales que buscan dignidad, en contra de la interrupción legal del embarazo, contra la educación sexual científica y laica, educación pública y gratuita, contra los derechos laborales; en resumen, contra la dignidad de nuestras vidas.
La
pobreza extrema que sufrirá el 50% de la población en el país
ahora y posterior a la pandemia del coronavirus, según el Coneval,
no va de la mano de ningún presidente, sino de un contexto económico
que ha beneficiado a muy pocas personas a través de la explotación
laboral de esos “nacos”, “ignorantes” y “resentidos”. Y
auspiciado, eso sí por otros gobiernos en turno, en el caso
mexicano.
Si
no lo cree, sólo hace falta irse a los números. Cuánto gana una
persona trabajadora, dígase, no es dueña ni de su tiempo ni de su
energía, sino que la vende a una empresa, la que ustedes quieran
pensar. Su trabajo de una jornada laboral, sea de 4, 6, 8 o más
horas genera una ganancia que se la queda el dueño de la empresa;
después de pagarle el mísero sueldo todavía le roba.
La justificación: el empresario se arriesga más, trabaja más. ¿Verdaderamente trabaja más y se arriesga más? ¿El dinero vale más que la vida?
Le
roban su sudor, su esfuerzo, su energía, su vida. Y ahora resulta
que los “resentidos” somos nosotras y nosotros quienes
denunciamos que sus movilizaciones no buscan acortar las brechas de
desigualdad, sino que se asientan en profundizar la desigualdad
misma, en el racismo internalizado que tienen, en su misoginia
escondida que a veces es bastante obvia.
Por
lo tanto, es diferente luchar por los derechos de las personas afro
que son asesinadas por una estructura que se refuerza en el
empobrecimiento y la racialización de sus cuerpos, en impedir el
acceso a espacios de tomas de decisiones, limitar el acceso a la
educación, criminalizar sus cuerpos, sus vidas. Estrechar lo que la
gente piensa sobre las personas racializadas y por lo tanto sostener
una estructura que la perpetúa, es muy poco sobre lo que significa
luchar por los derechos humanos.
Así
que, en el caso mexicano, lo que vemos que pide la gente que sale a
movilizarse en un auto mercedes benz, es su derecho a seguir
sosteniendo estructuras de opresión, de desigualdad, su derecho a
mantener privilegios a costa de que otras y otros no podamos gozar de
ellos.
Y
eso va de la mano, sí con el color de piel, pero también con las
ideas que nos han impuesto y que debemos criticar a cualquier costa.
Porque
(si bien nos va) para acceder a los privilegios que tiene la gente
que protesta en autos caros, hay que renunciar a lo que nos ha
formado, a las raíces indígenas, a la libertad, al color de piel, a
la lucha de los derechos humanos.
Es
decir, hay que alienarse, dejar de cuestionar el por qué las
personas pobres son las que recienten el abuso de las autoridades;
por qué las personas racializadas son asesinadas por las propias
policías que dicen cuidar a la población; cuestionar por qué ser
mujer es vivir con miedo en una sociedad patriarcal y misógina; por
qué ser joven es sinónimo de incertidumbre, de falta de trabajo, de
falta de oportunidades.
Foto: El imparcial |
Pero
hay que pensarlo todo junto, porque si no, nos quedamos cortos y
cortas al momento de criticar y de proponer. Porque no vive lo mismo
una persona afro como Barack Obama, a una persona afro y pobre como George
Floyd. ¿Cuál es la diferencia si ambos son afros?
Por
qué una persona joven que trabaja y estudia le es prácticamente
imposible tener un hogar propio, por qué las rentas son tan caras.
Nótese pues, que la idea no sólo es darnos golpes de pecho sobre
nuestros privilegios y flajelarnos por ellos, puesto que estos mismos
se anulan cuando los pensamos en perspectiva de otros sistemas de
opresión que nos puedan atravesar.
Así
que cuando veamos otra vez una movilización en autos particulares de
marcas caras, sería prudente preguntarnos ¿cuántas personas tienen
autos particulares de marcas caras? ¿El dueño o dueña de la
empresa donde laboro, estará en esa manifestación? ¿En realidad se
están quedando más pobres?
¿Es
más importante su enriquecimiento que la educación, que la
desigualdad social, que la pobreza extrema, que la violencia en
contra de las mujeres, que los juvenicidios, que el medio ambiente,
que la racialización de nuestros cuerpos, que la salud?
¿Por
qué estas expresiones de ultra-derecha intentan decir que nos
representan cuando en realidad no se representan ni a sí mismos, por
su carente politización, su imprudente egoísmo y su increíble
narcisismo? ¿Por qué dicen que AMLO polariza, cuando son ellos y
ellas, quienes niegan que las personas pobres, disidentes,
racializadas y feminizadas, somos quienes sostienen sus castillos de
privilegios, somos quienes sostenemos su riqueza?
Pero
pronto vamos a dejar de hacerlo.
Siempre con algo para encontrar en el camino causando trafico lento en la ruta y no lograron gran cosa
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