¿La tercera ola de contagios es culpa de jóvenes?


El país

Karl De Negri 


Nos alcanzó la tercera ola del COVID-19, encabezada por la variante DELTA, y quienes relucen como responsables de ésta, son las y los jóvenes: a las juventudes se les asocia directamente a los espacios de diversión repletos de personas igual de jóvenes e igual de irresponsables; el propio Andrés Manuel respondió con la misma narrativa: “Sí hay más contagios de jóvenes es porque hay un relajamiento de la disciplina porque estuvieron mucho tiempo encerrados, ahora se reúnen más con amigos, de ahí vienen los contagios”.

El problema está en cómo se representa a la juventud en México, para ello los medios de comunicación utilizaron los espacios populares de aglutinamiento social. El ejemplo, El Universal, exponiendo las fotografías de un Tepito repleto de jóvenes bebiendo y festejando. Resulta que las personas mayores de 30 años, por añadidura, son más responsables.

El Universal 

Un reclamo popular en las redes sociales ante esta acción, fue la muestra del clasismo que se le imprimió a la noticia del periódico de derecha, pues los bares de zonas más exclusivas de la Ciudad de México, como Polanco o Zona Rosa, también se encontraban repletos de jóvenes, con fiestas privadas a puerta cerrada -y abierta también-, con la única diferencia de que una es zona popular, y las otras son zonas exclusivas. 

Ahora, la exposición y criminalización juvenil fue en relación a los espacios de esparcimiento controlados por empresarios que dejaron de ser jóvenes hace algún tiempo; y quienes el pasado 10 de junio de este año, le exigieron a las autoridades de la CDMX, que les dejaran abrir sus negocios. Se planeó pedir pruebas PCR e incluso tener un aforo máximo del 30% del cupo. ¿Conoces algún antro, bar o restaurante que lo haga?

Milenio 

Para mediados de julio, las cifras de contagios por coronavirus en jóvenes y adultos jóvenes de 20 a 39 años, representaban más del 40% del total. La cifra es espeluznante porque si bien puede vincularse a que es culpa de que las y los jóvenes se la pasan divirtiéndose y exponiéndose, la realidad es mucho más compleja y delicada de lo que los medios tradicionales comunican.

Que no se diviertan, pero que trabajen

Durante los primeros y más crudos meses de la pandemia, en mayo del 2020, Grupo Elektra y Banco Azteca, empresas de Ricardo Salinas Pliego, solicitaron cuatro amparos para no cerrar sus sucursales y continuar con sus actividades a pesar de que era el pico más alto de los contagios, hasta ese momento. 

El Sol de México

El equipo de abogados de Salinas Pliego demandó a la Ciudad de México, al Estado de México, Nayarit y Quintana Roo, así como a la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, gobernadores y presidentes municipales; todo para garantizar que sus actividades económicas no se vieran interrumpidas.

Esto, a pesar de que se documentó que en abril del 2020, el corporativo de estas empresas en la Torre Esmeralda, en el sur de la CDMX, presentaba varios contagios de trabajadores que seguían asistiendo, incluso cuando sus labores no eran consideradas como esenciales.

Cuando los directivos del consorcio se enteraron de los contagios, enviaron a su equipo de limpieza: sin capacitación en temas de contención de virus, con bolsas de basura en el cuerpo, cubre bocas de tela, y con los ojos descubiertos, para sanear el área, aún en presencia de oficinistas sin ningún tipo de protección. 

Es decir, cuando hablamos de jóvenes contagiados, la historia cambia: fue su culpa, pues fueron a espacios de esparcimiento; una falacia a todas luces, pues ello a pesar de que grupos de empresarios se organizaron para que se abrieran dichos espacios sin contar con medidas sanitarias contundentes; pues más allá de un triste gel con alcohol y un tapete seco, ahora sabemos que el coronavirus se contagia por mucosas y se dispersa por el aire. ¿Cómo esperan detener el contagio con un tapete seco? ¿Cómo no se van a contagiar las y los jóvenes si son meserxs, garroterxs o cajerxs? ¿Si son quienes sostienen el negocio por sueldos de cien pesos más propinas?

Una de las mayores preocupaciones para quienes manejamos el tema de las juventudes y las violencias en su contra, se dió cuando Grupo Salinas extendió un comunicado esgrimiendo que la mejor manera de combatir la pandemia era trabajando. Estado de salud: trabajador.

Vanguardia Mx

Ese no fue el unico movimiento contra la salud de la población que realizó el Grupo Salinas. Recordarán cuando Javier Alatorre hizo un llamado a no hacer caso a las recomendaciones del subsecretario de Salud, y vocero, Hugo López-Gatell

No podemos olvidar que, en junio del 2021, en un aparente mensaje de avance de semáforo, se terminaron las conferencias sobre COVID-19, lideradas por el subsecretario de salud, quien, paradojicamente, hasta  días anteriores, había aguantado estoicamente los embates de la dividida opinión pública, informando diariamente sobre los bemoles de la pandemia, y defendiendo las riendas de la misma con apasionado ahínco; incluso, ante un senado claroscuro, que le reprochó sin cortapisas, y a quien refutó con el arma de la información llevada a millones de mexicanos, como nunca antes se había visto. 

Pero el abrupto cambio de parecer, en la práctica cimbró a la población, dejando a su suerte a las y los jóvenes que están siendo afectados en mayor medida por las nuevas variantes del coronavirus. Sin acceso a salud, sin acceso a información verificada, criminalizadxs, y con un sistema económico a cuestas, las y los jóvenes se quedan con el qué no hacer. ¿Alguien sabe qué sí hacer?

Vacunación y fake news

El asunto de la vacunación hacia jóvenes, si bien se vio acelerado después de que en el grupo etario de 30 a 39 y 40 a 49 años, miles de personas decidieran no vacunarse; también se vio la incapacidad de los propios gobiernos para gestionar otras formas de incrementar y acelerar la vacunación. 

Es hasta los primeros días de julio del presente año que inicia el registro de vacunación para personas de entre 18 y 29 años, aun cuando en algunos centros de vacunación iniciaron la inoculación de jóvenes, porque no se estaban presentando quienes sí les tocaba. 

El Economista

La razón para que no se vacunaran los mayores de 30 años, estaba relacionada al miedo por la vacuna, a la incertidumbre por fake news que circularon por redes sociales, y a un amplio espectro de desconocimiento del funcionamiento de la inoculación. Mitos desde chips hasta un nuevo orden mundial, eran los que generaron el rechazo a las vacunas. Todo esto mientras miles de jóvenes continuaron sosteniendo el sistema económico nacional, sin vacuna, sin protección y sin apoyo social; porque según se dijo, esta enfermedad no estaba dañando a las y los jóvenes. 

Con la variante Delta se observó que, de los grupos que estaban siendo afectados de manera grave, el de las juventudes, era el que seguía cargando con el peso del sostenimiento económico de un país que históricamente les ha pagado poco, y les ha exigido mucho.  Y "jóvenes construyendo el futuro", no fue ni ha sido el pago de factura a esta discriminación y desigualdad añeja, pues también ha servido para que parte de la avispada fuerza empresarial, les sobre explote; perpetuando el legado de sometimiento y desigualdad hacia quienes sirven de bastión invisible a este país.

Hoy, en CDMX, los hospitales se encuentran a tope, no sólo porque las y los jóvenes salen de fiesta, sino porque los empresarios han exigido reabrir sus negocios, innecesarios, para seguir ganando dinero a costa de la salud y de la necesidad de las personas. Ni siquiera han querido proveer de condiciones mínimas para laborar, pues los insumos para protegerse del virus han salido de los bolsillos obreros. 

La CDMX regresa al foco rojo (sí, al rojo) porque las y los políticos no supieron y no quisieron escuchar a expertos en materia de salud. Prefirieron ceder a los caprichos económicos de los grandes consorcios; porque no pudieron, además,  establecer un impuesto a la ganancia y la fortuna de los que más tenían para contener el incremento desmesurado de la pobreza que hoy impera en México. 

Los contagios continúan aumentando, porque las y los políticos (y sus asociados) priorizan las ganancias de unos cuantos; entretanto, el grueso de la población se enfrenta a una doble pandemia: el covid y la pobreza. 

Además, criminalizar el libre tránsito de las y los jóvenes, es desviar la atención de la responsabilidad de unos cuantos, para dirigirla a un grupo que se ha desvinculado de la política institucional, y de los medios de comunicación tradicionales, porque simplemente no han logrado satisfacer sus necesidades, y mucho menos ver representados sus intereses en dichos espacios. 

El Universal

Las juventudes tenemos un reto importante: consolidar una agenda común que nos represente de manera efectiva, y que vele por el bienestar colectivo, sin impactar de manera negativa a ningún grupo vulnerado, etario y social. 

Sí: hay responsabilidad en nosotrxs como juventudes por asistir a esos espacios donde nuestra salud importa poco; pero, entonces, tenemos también la responsabilidad de repensar nuestras formas de divertirnos sin exponernos y sin exponer a los demás.

Hacemos un llamado a los medios de comunicación tradicionales a que se tomen en serio el trabajo periodístico. Hoy en día está en riesgo la salud de los y las mexicanas; es nuestra encomienda, por tanto, como voceros de comunicación efectiva, llevar información verificada y sin sesgos, que le permitan a la población ejercer el criterio propio.

A los políticos les toca repensar el equivocado señalamiento de las y los jóvenes, como generadores de la nueva ola del COVID; pero, además, el uso de los espacios públicos al aire libre, donde en vez de cerrarlos para evitar supuestas aglomeraciones, se utilicen por la amplia circulación del aire; pues ya sabemos que los espacios cerrados son los que nos están afectando. Toca, entonces, en modo práctico y sin prejuicios, la implementación de estrategias de contención de los mismos. ¿O los espacios públicos sólo son útiles para cuando están en campaña política?

A seguir cuidándonos entre todxs, que sí podemos...

 

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